29 de octubre de 2005

Chucu... quee???!

Y como está el combate? me pregunta cachosamente el guachimán de mi cuadra, como jodiendo al pata. El "Mister" me respeta hasta donde su conocimiento le permite. Como la mayoría de sus colegas, proviene de zonas donde se convive con toda clase de casos. Ningún escándalo de por acá les sorprende, como sí sucede con algunas señoronas que se desquician por la más pequeña mácula. Ellas, afortunadamente, son especie en extinción.
Conversar con los vecinos como se hacía en los barrios se ha vuelto cosa del siglo pasado, literalmente. Con esto del aumento de la inseguridad y la delincuencia, cada casa se esta convirtiendo en bunker y aislándose los vecinos unos de otros. El "otro" es ahora "del otro mundo": un perfecto desconocido... digno de desconfianza.
Por eso, desde hace unos años, las calles se han ido entregando una a una al "Guachi". La incapacidad de unión y solidaridad entre vecinos ha hecho indispensable contar con esta institucion dedicada al cuidado (parcial) del vecindario.
Pero todo tiene su costo: aparte de las cuotas por familia, y de las rejas que joden a todo el mundo menos a los delincuentes, las noches de madrugada previas al amanecer han dejado de ser el espacio-tiempo ideal para tomar la calle y recorrerla en libertad. Las personas que disfrutábamos de esa soledad nos tenemos que someter ahora a la mirada morbosa y criolla de algunos de estos vigilantes.
Aunque por mucho tiempo confié en su aparente indiferencia (producto del inevitable sueño nocturno), ahora encuentro que debo medir mis pasos. Salvo algunos problemillas en vecindarios ajenos (propiciados por otros elementos, que ya les contaré) mi opinión respecto a la presencia inevitable de los "agentes" era mayormente positiva.
Pero todo eso cambió cuando hace días me dí la licencia y el placer de caminarme un par de kilometritos en agradable compañia hasta mi casa. Antes había tenido bastantes contratiempos haciendo lo mismo pero esa vez mi compañía supo darme suficiente confianza como para liquidar mis paltas y guardarme la falda larga en mi bolso (alucinen).
Después de un par de horas de paseo, en las últimas cuadras camino a mi casa decidimos hacer stop en las bancas de una berma habiendo considerando que, a esas horas de la madrugada (4 a.m.), hasta los choros estarían durmiendo. Al irse agotando los temas de la conversa nos levantamos, me saque las zapatillas (mata andar más de 3 horas en tacos ) y nos despedimos en la esquina de mi cuadra. Content@ por la pacífica noche me retiré descalz@ a cumplir con mis 7 horas reglamentarias de sueño.
Pensando justamente en que podia repetir estos paseos con más frecuencia, un par días después me encuentro con el "Mister" para tratar temas concernientes al ornato de la ciudad (los vecinos se quejan de las micciones de mi mascota). Conversando como patas y cambiando una y otra vez de tema, terminó tocándome la fibra sensible, aprovechando la confianza:

- Y que tal el chuculún de anteanoche?
- Chucu... quee?
- Ja ja, el aguirre con el novio en el parque pee!!
- Aguirre? tas huamán! Yo?

- Me contaron pee! el gorro del parque se ganó con tu nota, y como te conoce no quiso joder!!

Aquí murió el payaso, señores. No solamente interpretaron nuestro inocente "chat" como un apasionado acto sexual, sino que la noticia viajó unas 3 cuadras desde el lugar de los hechos, llegando a ser del conocimiento de todo el personal.
Imagino que la anécdota debe haber alimentando el imaginario de muchos vecinos preocupados por su comunidad. Si por medio de los guachis y vecinos me enteré que un hijito pastrulito de papá estrello el coche dentro de su propio garage, y que una señora friolenta no se fue de viaje sino que se fugó con el mejor amigo de su esposo... en que orden de cosas estaré encajando shooo!
Sereno moreno le dije al informante. No quise indagar más respecto a como mi "impecable reputación" estaba siendo destruida... y cambiada por otra "reputación". Más bien le dejé que procesara la idea de que pude estar siendo atacad@ y nadie hizo nada. Por tanto: el testigo de cuentas o es negligente o es un "palero". Imagino que dejó volar su imaginación para soliviantar esos ratazos de aburrimiento a los que están sometidos estos trabajadores. De todas formas, imaginación o miopía, jode.

Míster, la próxima vez que me vean "en acción", cumplan con su deber: inspeccionen, verifiquen y procedan a reprimir el acto sodomita, de haber alguno. Quien sabe, me estén salvando de perder la inocencia.

4 comentarios:

  1. jajajajajajajajajajajajajajajaja

    eres lo máximo, me has hecho casi orinar de risa con el último párrafo.

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  2. Igual aunque te pase algo en la calle los guachimanes no ayudan solo miran. Mucho te arriesgarias en andar solo/a considerando que hasta los varones tenemos que andar listos para correr (por lo menos).
    Je je y tu acotación final es lo que yo llamaria "Triple sentido".
    Suerte

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  3. Anónimo11:53 a. m.

    yo veo un detallito que exita. por eso se rayò el pata

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  4. Anónimo5:21 p. m.

    HOLA, CON RESPECTO AL PRIMER PARRAFO..DIRÍA Q HICISTE BIEN PONER EN CLARO LO Q SUCEDIO;LA GENTE SIEMPRE SE IMAGINA COSAS..ADEMAS SE GENERALIZA MUCHO...ESPERO Q ESOS SUJETOS HAGAN MAS SU TRABAJO Q HACER DE VIEJAS CHISMOSAS....

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