29 de agosto de 2008

Guardad el secreto

Esos hombres…
Dicen que la condición homosexual de muchos hombres que reprimieron durante muchos años sus impulsos, tiene en la orilla de la vejez un peligro de escándalo, una actitud que es a un tiempo de sed y de falta de pericia en buscar el agua, y surge la desesperación ciega. Hace muchos años, desde la alta ventana de un cuarto que daba al río, veía algunas veces a hombres sin el más mínimo signo de homosexualidad andar por los jardines buscando la incendiada moneda de una oportunidad. Y sentí pena al ver a un pobre anciano, renqueante y solitario bajo la lluvia. Me llamó la atención su presencia allí, a esa hora —un domingo por la mañana—, bajo aquella lluvia que él no trataba de evitar, con tal de estar a la vista. Miraba a todos los lados, como loco, y al poco se acercó un cincuentón con tipo de golfo, tocado de gorra, que lo magreaba como a una novia joven. El anciano enloquecía palpándole su cuerpo, y empapado y de rodillas lo dejé en la más desesperada y humillante genuflexión de un hombre ante otro…
Pensation plis,

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