22 de diciembre de 2009

De obsesos y otros ENFERMOS

Parte de la peligrosidad que se respira en ambientes como el de las trans se debe a que, por su marginalidad, sirve de refugio y solaz para toda clase de desadaptados. Por eso no es raro ver merodear a delincuentes y transtornados. Con uno de estos últimos me encontré anoche en el chat de un foro de travestis y transexuales peruanas. Sin ser necesariamente de los más peligrosos reunía muchas de las características de aquellos enfermos que apenas pueden ocultar su insanía.


El tipo decía llamarse Raúl Ojeda, estudiante universitario. Consigno sus fotos y su supuesto nombre porque creo que esta gente debe quedar expuesta. Las chicas que él decía tener a montones (supongamos que es cierto) seguramente desconocen esa faceta suya que lo trajo a un foro de trans a insistir y rogar (prácticamente) conocer una travesti. Relataré los detalles de la conversa a manera de lista de tips para advertir la presencia de un indeseable:

  1. Lo primero, lo primero: mirar la cara. A muchos se les nota lo arrechos con solo mirarles. En el chat esto no es aplicable pero siempre no está de más poner atención a la foto con la cual se presentan. Algunos creen que pueden pasar por clones de Brad Pitt, Cristiano Ronaldo o, ahora último, Robert Pattinson o Taylor Lautner (los actores de "Crepúsculo"). Hace falta tener muy baja autoestima para hacerse pasar por alguien que no se es. Pero hace falta ser retrasada mental para tragarse el cuento. En el caso de Raúl creo que esta foto por él consignada en su perfil esta como para un extenso análisis psicopatológico:

  2. La experiencia nos dice que cuando alguien se pone insistente y rogadizo es porque algo tiene o se trae. Por tanto, no es alguien para nada confiable.
  3. Ante la desconfianza suelen decir que son buenitos, amables, guapos, agradables, etc. Cuando alguien se autodescribe en lugar de darse a conocer en la conversa (ojo, son dos cosas distintas) es señal que tienen problemas de socialización. A veces se trata de solamente una patética pobreza de argumentos, especialmente cuando se creen ricotones o sementales, o cuando solo atinan pedir teléfono o e-mail. Igual es como para salir corriendo.
  4. Ser profesional, estudiante, intelectual o tener solvencia no es garantía alguna de integridad como persona. Peor si con eso creen poder darse "licencias",otorgándose aires de superioridad.
  5. Por lo general cuando notan que no podrán conseguir su objetivo reaccionan con cierta violencia dando rienda suelta a sus frustraciones. Linda BB si les haces caso, botadas si te haces la dificil. Sidosa, rosquete o cabro feo si les dices que no.
  6. Llegado a este punto muchos convenientemente se retiran, aunque no sin arrojar piedras. Los más insanos insisten. Ya sea con insultos, sarcasmos o poses de petulancia, intentan revertir el fracaso. En el caso de nuestro amigo Raul Ojeda, éste de repente vino con que quería analizar psiquiátricamente a las travas por puro afán "científico". Todo un caso.
  7. El último paso o es el refreno (cosa de calculadores) o la violencia. Esto se debe a que estos elementos tienen un muy bajo concepto de las trans, de tal manera que una negativa de ellas resulta algo no solo inaceptable, sino fuera de lugar.

Lamentablemente muchas descubren todo esto después que son víctimas. Es odioso tener que decirlo pero nunca faltan las tontas o las aprovechadoras que creen que podrán librarse siendo más vivas o astutas.

Si esta lacra abunda es porque desgraciadamente siempre encuentran alguien que les cree ya sea por inmadurez (caso de las niñas y adolescentes) o por falta alarmante de neuronas. De todas formas estas cosas solo se aprenden con la experiencia. Yo ya tuve la mía. Otro día les contaré.

14 de setiembre de 2009

ADRIANA

Emma Cuevas una amiga mía me hizo una pregunta muy interesante: ¿qué le dirás a Dios cuando llegues con él y te pida cuentas del cuerpo que te dió al nacer?

Yo le diría lo siguiente: Dios, he venido a ti con dicha y alegría agradeciendote de que me hayas dado una vida en la que tuve que pasar toda una serie de pruebas que me pusiste en mi camino, nada sencillas y a veces casi imposibles pero jamás me rendí y ahora estoy aquí contigo dispuesta a amarte como tu lo hiciste conmigo al permitirme ser feliz conmigo misma.



visto en el Hi5 de Adriana Alcócer (México)

6 de setiembre de 2009

VANNY


La conocí en uno de los chats del Yahoo. Al principio era Joel, un patín medio poronguito, de unos treintaitantos años que me contó de su curiosidad por las travestis pero que no había podido conocer una personalmente. Pensé que se trataba de un "admirador" más, de esos que buscan levantarse travas. Inclusó cuando me confesó que deseaba ser travesti lo tomé con escepticismo porque esa intención también suele prestarse a la estratagema.

La cosa es que me convenció después de semanas de chateo. Nos conocimos personalmente en un chifa y quedamos encontrarnos en un telo de lince una tarde de día de semana. Ese día en el cuarto me enseñó la poca ropita que tenía y las pantimedias que acababa de comprar en el mercado con el cuento del mandado. Le preste unas zapatillas, blusa y peluca, y ¡presto! Con algo de improvisamiento (no llevamos maquillaje) Vanny por fin veía luz del mundo.

Aunque el cambio de apariencia estaba lejos de ser perfecto, Vanny experimento la emoción de ser otra persona. A partir de ahí nos encontrabamos con cierta regularidad de tal manera que fui testigo de su evolución. La primera noche que la pasamos en un telo (hasta entonces nos veíamos solamente en las tardes) no pudimos evitar darle rienda suelta a nuestro 'vicio' común: el fetichismo. Vanny me pidió dejarme masajear los pies y yo aproveché para hacer lo mismo con sus deliciosas piernas. Entonces se convirtió en costumbre vernos para vestirnos y disfrutar juegos fetichistas. Pero todavía tenía una cosa más por confesarme: era casado y se suponía que lo del travestismo iba a ser algo pasajero.

Entonces pensé que organizándose un poquito y manejando la situación con su mujer podía darse más tiempito para salir y ser ella misma. Hasta ahí todo bien pues llegamos a ir unas cuantas noches a la disco acompañadas de unos amigos. Sin embargo una noche de verano que yo no podía salir, ella decidió ir por su cuenta a la discoteca Valetodo con otra trava que había conocido en el chat. Pero ésta la convenció para ir otra discoteca, una del centro Lima. Vanny accedió pero no contó con que su acompañante desaparecería a los pocos minutos de haber llegado ambas al lugar. Desconcertada decidió irse. Apenas salió, de puro nervios, se subió sin preguntar a uno de los taxis que esperaban afuera.

Ni bien arracaron el taxista le buscó conversa sobre el ambiente y al cabo de unos minutos se dió la patería. Vanny se sintió segura con tan amena compañía. Confiada decidió subir las pies al asiento para acomodarse las zapatillas. El chofer, ni corto ni perezoso, aprovechó una parada de tránsito para coger uno de ellos. Vanny reaccionó tratando de zafarse pero con apenas esfuerzo: sintió inmediatamente que le gustaba eso.

El tipo adivinó en ese instante que había encontrado su debilidad. Rápidamente le sugirió "adorarla y acariarla" en un estacionamiento cercano. Vanny acepto y en pocos minutos se vió en la oscuridad con un desconocido que se le estaba subiendo encima. No era lo que buscaba pero la excitación del acariciamiento de sus piernas la estaba dejando sin voluntad. Pensó que, ya que no podía (quería) evitarlo, podría disfrutarlo y así fue. El taxista le hizo el amor, penetrándola.

Para Vanny fue la primera vez que experimentó de pasiva y le gustó. No solamente había perdido las zapatillas esa noche, sino su virginidad. Si vistiéndose de mujer su vida había experimentado un cambio importante, la noche de sexo que tuvo terminó por transformarla totalmente.

A partir de ahi me buscó menos pues se hubo hecho de otros compañeros. Yo me molesté un poco con ella pues parecía que no me necesitaba más.

Al cabo de unos meses volvió a buscarme prácticamente con desesperación. Su esposa le estaba haciendo muchos líos por sus constantes 'desapariciones'. Ahí me enteré que tenía una hijita de casi ¡3 años! (apenas teníamos algo más de 1 de conocernos). Como era de esperarse la situación en su hogar estaba dificil y pensó que yo podía echarle una mano conociendo a su esposa como si yo fuera un compañero de trabajo suyo. O sea iba a pasar como el amigo gay de la empresa que iba a venirle con unos cuantos chismes a la esposa. Chismes consistentes en noches de conversa, timba, cerveza entre amigos. Nada que ver con otras mujeres, que era lo que 'naturalmente' sospechaba la señora.

Cuando la conocí en su casa haciendo la finta de ir a dejar unos catálogos note inmediatamente que la mujer era homofóbica convicta y confesa. De entrada me puso su cara de poto y yo tuve que corresponderle manifestándole una incomodidad tal que la señora pareció creerse que su fiel marido no podría tener relación alguna con un gay. La segunda (arreglada) vez que fui otra vez a la casa aproveché para vacunarla de toda sospecha con un comentario preciso: "si su esposo se dejara de timbear, tendria mas tiempo para la chamba". Un marido timbero (en una empresa de distribución de insumos) es mas manejable y aceptable para una mujer que uno mujeriego... o maricón.

Sin embargo Joel no aprovechó la aparente victoria. Debió bajarle el ritmo a Vanny mientras replanteaba su estrategia. Las veces que conversabamos iba de frente al tema de los encuentros, de sus experiencias como mujer. Me contaba de sus nuevas adquisicones en cuanto a ropa, calzado y accesorios. Con las justas me contaba de su familia y empezó a sentirse seguro de que no lo descubrirían. Por ejemplo se ufanaba que escondía su ropa en su cuarto y que sus tacones eran mas sexys que los de su mujer. Prácticamente estaba cavando su propia tumba.

El día no tardó en llegar. La noche anterior dejó su maletín de trabajo sobre el sofá de la sala y se fue dormir. Al amanecer del día siguiente su esposa lo encontró y por lo abultado pensó que había dejado dentro una casaca o una chompa arrugándose. Al abrirlo se encontró con una bolsa donde estaban una blusa, mallas, short y un par de zapatillas de tacón.

Sorprendido por el escándalo Joel primero pensó en decir que se trataba de la ropa de una amante. Pero en el aturdimiento terminó confesando que era SU ropa. Pensando que su esposa tomaría mejor su travestismo de closet que una supuesta infidelidad, sacó del ropero una peluca y un par de zapatillas que escondía al fondo de un cajón. Con esto terminó de enterrarse.

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Joel actualmente trabaja fuera de Lima y quiere olvidarlo todo excepto que tiene una hija a la cual solo puede ver 1 vez al mes. Podría luchar por su derecho a unas visitas mas prolongadas pero su ex-esposa prácticamente lo tiene amenazado con contarle a la hija toda "la verdad" antes que el pueda entenderse con ella. Las pocas veces que nos encontramos en el chat no deja de recordar a Vanny y sus aventuras. Se muere porque nos volvamos a encontrar, tener juegos fetichistas, salir a la calle, escuchar halagos y todo lo demás. Pero también se muere por recuperar su hija o algo de la buena relación que tenía con su ex.

Ciertamente se equivocó, pero no por haber dado nacimiento a Vanny. "¿Por qué las mujeres son así?" se pregunta. Yo no sé. Pero creo que de haber sido yo la esposa de un enclosetado hubiera reaccionado igual. "¿Alguna vez intentaste contarle lo de Vanny?" "Una vez que hablamos de las travestis y ella se molestó"... El silencio suele costar muy caro.

La cerrazón total no existe, creo yo. Nos cuesta confesar algo porque creemos también que es malo. Yo no se si el travestismo sea enfermedad o no. No me importa. La cosa es saber convivir y apreciar lo valioso así este parezca estar envuelto en mierda. Joel no desapareció cada vez que Vanny se ponia sus vestidos y tacones. Igualmente donde sea que haya estado Joel, con su esposa, su hija o su familia, tambien estuvo Vanny riendose, compartiendo... y amando.

14 de agosto de 2009

¿SOMOS MUJERES LAS TRANS?

Diferencias entre ser mujer y ser travesti, por MAITENA
La verdad de la milanesa es que por más que nos sintamos como tales, las trans (transformistas, travestis, transgenero, transexuales) no podemos ser mujeres. De más está decir que ser mujer es algo más que parecer físicamente una. No es sólo cosa de cromosomas y hormonas, ni tampoco cuestión de sentimientos. Mucho menos es cosa de tener o no tener tetas o pene. Ser mujer es muchísimo más que todo eso.

Todas de principio aspiramos a ser mujeres pero nuestra propia masculinidad original nos engaña. En la (hetero)normatividad imperante lo femenino esta definido en función a lo masculino. Cuando pensamos que ser sexys o tener una bella anatomía femenina es ser mujer lo que estamos haciendo es pensar como hombres.

Lo más aberrante del caso es que alimentamos al mismo machismo que nos discrimina y violenta cuando aceptamos ser consideradas mujeres por corresponder con el deseo masculino. 'Linda BB' si les complaces en todo. 'Botadas' si ponemos peros o nos hacemos las difíciles. 'Cabro feo', 'rosquete' o 'sidoso maricon', cuando les dices que NO.

¿Si no somos hombres ni somos mujeres, entonces qué somos? De nuevo caemos en el esquematismo identitario que limita espacios a fuerza de controlarlos. Lo masculino y lo femenino no se limitan al ser hombres o ser mujeres respectivamente. Son lugares con sus características propias pero que en su vastedad se intersectan a menudo (¿quién dice que ser sensible es cosa de mujeres o que la valentía es solo de hombres?).

No pudiendo migrar de espacio sin embargo podemos movernos dentro de su inmensidad para hacernos personas, que es de lo que se trata la vida. Las trans en nuestra libertad nos construimos en la femenidad que todo hombre puede abarcar desde su condición original. La nuestra es una diversidad tan humana como la de un hombre o mujer "común y corriente".

Más que necesitar afirmarnos con cambios de apariencia o amaneramientos, lo que nos hará libres es estar segur@s de lo que somos sabiendo donde estamos. Eso, para mí, es ser trans.

Comic de Maitena, cortesía de Yimi.