4 de mayo de 2009

¿Qué pasa en Colombia?

Las noticias que me llegan a través de diversos grupos y colectivos LGBT del Facebook y MySpace no son alentadoras: la violencia contra la comunidad LGBT en Colombia va en aumento. El último episodio tiene que ver con el robo sufrido por la emisora Radio Diversia: fueron sustraidos dos computadores con información y datos del personal y sus colaboradores. No robaron ninguno de los valiosos equipos de transmisión ni el resto del equipo informático. Como podrán notar la situación es preocupante.

Hasta donde he podido informarme los casos de violencia se han dado en el distrito bogotano de El Chapinero, el centro financiero de la ciudad a la vez que su barrio más gay, y en la ciudad de Cali donde ocurren los casos más graves dándose incluso enfrentamientos entre los vecinos y grupos LGBT.

La gran pregunta es ¿cómo se hubo originado esta situación? Colombia es quizá el país latinoamericano más vanguardista en cuanto a legislación se refiere. Por ejemplo el Consejo Bogotano recientemente ha firmado un acuerdo para garantizar los derechos de las minorías sexuales. Sin embargo estos avances no han servido para suavizar las resistencias. Aunque la comunidad gay en Colombia ha logrado muchos progresos en cuanto a ciudadanía, todavía no se libra de los estigmas de la marginalidad por los cuales los inocentes terminan pagando por los pecadores, literalmente.

De esta forma la experiencia colombiana nos estaría enseñando que hace falta algo más que leyes y voluntad política para lograr la tan ansiada convivencia. La autoridad no puede implantar aquello que no nace de la propia gente. Al igual que en el Perú, en Colombia tampoco se puede hablar de "comunidad" gay. Es solamente a nivel de organizaciones civiles que se intenta enfrentar estos problemas. El resto, los gays, lesbianas o trans a quienes -supuestamente- van dirigidos todos esfuerzos (no descarto que haya otra clase de intereses en la lucha por los derechos de las minorías), prefieren irse de rumba a las decenas de discotecas y locales de diversión gay que abundan en las más importantes ciudades colombianas. ¿Qué tendrá que pasar para que tomen conciencia de su realidad?

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